domingo, 6 de mayo de 2012

Jardines.

- Venga, súbete la bragueta, que y va siendo hora. 
- Joder, mujer, me estaba insinuando...
- ¿Insinuando o ilusionando? 
- Inlusionando. 
- Ah, eso es otra cosa. Va, date prisa que no vamos a llegar. 
- Coñe. espera que me acabe de vestir. ¿o quieres que vaya así? 
- Mm... bueno, no te vistas, anda. Ya me entiendes. 
- Ya estaba desnudo en ti. 
 - Chispón. 


 Besos de pájaros para los pobres e insulsos abrazos de viento para los ricos. y la misma sirena y todas las noches lo mismo y siempre los mismos cereales y el mismo sofá y siempre y nunca acompañada. Con la misma sonrisa oxidada y los mismos dientes blancos. Montada en la misma rueda de Nunca Jamás, donde nunca jamás hay nada nuevo... ni nada bueno. Y otra vez y otras veces y siempre muchas veces y jamás aquella vez que sólo fue una vez. Y con el mismo cuerpo atravesado en la garganta y como tantas otras veces atravesando los ojos. No, esta vez no se me atragantó el cuerpo; se NOS atragantó el alma en aquella espina, en aquella luna ausente, en aquella trompeta de Miles David. MIles David, que por cierto estaba muy bueno y tocaba muy bien. Yo también estaba muy buena y tocaba muy bien. Y eras muy guapa ¿no? Jajajajaja. Me cago en la leche. Pues yo necesito descargar la mía. 



 Me has descosido a mordiscos. 
Me has enseñado a miradas. 
Me has respirado a caladas me has calado inspirando. 
Me has inspirado llorando.
Me has llorado a escondidas. 
Y te has escondido para no descoserme, para no enseñarme, no respirarme, no calarme, no inspirarme. Para no quererme. 
 Y con todo, con todo el alma y con todo el amor del mundo metido en un hueco para una sola persona, te he enseñado, te he respirado, calado, inspirado... QUERIDO. 
 Es verdad, me has querido, pero me has querido tan poco que todo ese amor cabía en el hueco de mis clavículas. 
 Y aún así, me quieres. 
 Quizá sea más fácil así, que me retengas en ese hueco para siempre, pequeño pero eterno. 
 ¿De qué sirve retenerte si nadie alimenta ese hueco, si ya no florecen las amapolas que cultivaste para mí en aquel tarro de yogur? 
Por lo menos seré algo inmortal, algo que no borre el viento, algo que no se marchite. 
 Pero yo quiero que te marchites, que dejes de dolerme en los huesos y de echar raíces en mi piel. 
 Pues ven, deja que arraigue en tus lunares, que nos desnudemos las ramas... que seamos uno para caber en un amor tan pequeño. 
 No quiero caber contigo, pesas en mis pulmones, haces que arrastre los pies. 
 Soy el cemento para que te ahogues. 
 El peso para que te caigas. 
 Y EL AMOR PARA QUE ME ODIES.


Lobo y Pantera.