Lobo, Sabine y Alba.
No pretendo ser un lobo amable hoy, sería un poco contradictorio por mi parte.
Creo que aún sigo reventándome los puños contra la pared y creo que nunca voy a dejar de hacerlo, aún así me resultaría más fácil ser dejando de existir (Como Kant).
Son más fáciles las cosas cuando no tienes que pensar, o sólo piensas en alguna cosa que te haga dejar de pensar, con un boli en la mano, un cuaderno en el jardín y algnuos capiteles en algún lado.
Me cae bien llegar a una casa donde la gente está disfrazada, dejas de sangrar durante un rato vestido de pirata.
No sé, que gracias supongo.
Que os quiero, supongo
No hay por qué darlas, Jaime :)
ResponderEliminarEs un placer dejar de pensar contigo
Como ha dicho Alba, no hay por qué darlas. Es un verdadero placer recibirte disfrazadas de lo que sea, con tantos cuadernos por escribir como hagan falta y con un buen sacapuntas para seguir escribiendo con la mina de un lápiz, y no ahogándonos en tinta.
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